jueves, 16 de junio de 2011

Conclusión del Curso

Como conclusión sobre el curso, tengo una conclusión favorable. Aunque he de decir que empecé con más ganas que con las que he terminado.

Una de las razones es la indisponibilidad de los modelos, los cuales han puesto muchos problemas a la hora de posar a causa del frio por culpa de problemas relacionados con la calefacción. Como es lógico, debemos comprender su situación, aunque también pienso que ellos deberían comprender la nuestra, y si hay algún problema con la calefacción, es algo que debería haberse solucionado entre todos y no echar la cargar al de al lado.

Otra razón seria el tema del horario los martes, el cual ha afectado también negativamente tanto al tema relacionado con el frio dentro del aula, como a la falta de alumnos en general.

La otra razón que me gustaría comentar es sobre el horario que he tenido este año, el cual ha sido un poco irregular, lo que me ha impedido centrarme como me hubiera gustado en un principio. Esto ha provocado problemas a la hora de trabajar en casa, y me he tenido que esforzar más a la hora de buscar tiempo para trabajar en casa (y algo parecido me ha pasado también con el tema económico).

A pesar de todo lo mencionado antes, como ya dije al principio la conclusión es favorable. Pienso que he podido sacar cosas positivas de este curso. Tanto con las pinturas realizadas, las cuales creo que me han ayudado a aprender sobre todo sobre composición y color. Como los videos que hemos visto en clases, los cuales algunos de ellos me han parecido de lo más curioso e interesante, haciendo especial mención al video de “Maurizio Cattelan”, el cual además me pareció bastante divertido por algunas obras.

Sobre la nota que pienso que merezco… Es un tema sobre el que no me gusta opinar, entre otras cosas porque ni siquiera yo mismo lo sé. A pesar de ello diré que he trabajado en la asignatura, creo que he sido constante independientemente del resultado. De este modo espero superar el curso. Aunque sobre la nota que pienso que merezco no voy a entrar en detalles puesto que yo no soy quien debe evaluar eso.

Por último quiero comentar que como alumno, he echado un poco en falta que el profesor me haya comentado un poco más mi trabajo, ya que a veces no sabía si estaba haciendo las cosas bien o en cambio lo hacía mal. Y los consejos que he tenido durante el curso cuando si he tenido esos comentarios pienso que me han sido bastante útiles y quizás me hubiera gustado haber recibido más. Aunque también entiendo que a causa de los problemas comentados al principio no se ha podido dar bien esa situación.



Joan Hernandez Pijuan "Pensamiento de un artista"

Sería difícil encuadrar a Joan Hernández Pijuan dentro de las sucesivas corrientes artísticas y las modas dominantes de las últimas décadas, pero sin embargo es indiscutible que forma parte de las inquietudes estéticas de las épocas en las que le tocó vivir.

La fuerza de su creatividad individual, hace que el artista  nunca quisiera incluirse en una tendencia concreta,  siempre rechazó el que se le definiera como un pintor abstracto al considerar que parte siempre de la realidad; "tengo que tocar con los pies el suelo para hacer lo que pretendo hacer", afirmaba.

En sus comienzos (1953) nos muestra un estilo expresionista con resonancia existencial en exposiciones colectivas, siendo su primera exposición individual en 1955; un momento en que esquematizó su expresionismo y comenzó a manifestar una preocupación por los volúmenes, un gusto por la sobriedad y una clara intención de ordenar los elementos.

Tras su paso por París, dos años mas tarde, adopta una figuración geométrica con naturalezas muertas sobre franjas de colores grises y verdosos y cuadrículas que le permiten una interpretación personal del arte informal, con un nuevo estilo pictórico de acción de contrastes y explosiones violentas, donde predomina sobre todo el negro y blanco.

En la década de los sesenta,  su trazo gestual se convierte en un elemento geométrico o anatómico, sintiendo cada vez mas interés por la relación entre los espacios vacíos y el objeto,  de naturaleza real (una manzana, un huevo, o una copa), que habitualmente se encuentra aislado, dando una dimensión metafísica al espacio en que se encuentra.

En la década siguiente es cuando se podría decir que nace el artista como lo conocemos actualmente, ya que tras la búsqueda de los años precedentes, es en este momento cuando encuentra la forma de transmitir al espectador el sentimiento de densidad del fondo del cuadro, que cobra gran importancia en el envolvimiento del sujeto que se incorpora en el mismo. No se trata simplemente de un fondo, sino que pasa a ser el protagonista de la obra, conformando todo una unidad.

La  década de los setenta supone para el artista un progresivo descubrimiento de nuevas dimensiones en la pintura, tomando como origen el paisaje. En primer lugar aparece la regla y los espacios milimetrados para luego pasar a la vivencia del paisaje real, que le hace acentuar la ficción de la perspectiva con texturas, con gradaciones, y otras técnicas diversas. Como estudios de color, luz y movimiento sobre el espacio limitado del que se compone el paisaje, dando lugar a una visión fragmentada en el que el campo es monocolor, dando paso a la atmosfera en esta noción del color. La trama de pinceladas, minuciosamente superpuestas se van abriendo y dejan vibrar el color de las capas inferiores.

En la década de los ochenta su pincelada se abandona a la inmediatez  y partiendo de pequeñas manchas nos presentan un recorrido visual en el que el paisaje se muestra como un trayecto que va de lo global a lo particular, con referencia a grandes superficies que se modulan o vibran para aludir a las plantas y flores, que es el centro de la atención y la sensación, recibiendo un mensaje callado de las mismas.

A finales de esta década se podría decir que sus obras se vuelven cada vez más sintéticas y resumen una serie de constantes y de rasgos característicos de su lenguaje artístico, aunque a la vez incluye aspectos nuevos, como la tensión entre el dibujo y la pintura.

Durante la década de los noventa y en adelante, vuelve el dominio del color con celosías que cierran la puerta o la ventana, que era el paso que quedaba abierto desde el interior al exterior. Cultiva la memoria, partiendo de la creación y el sentimiento que le empuja a buscar nuevas salidas, dejando en un segundo plano la nostalgia.

La estética característica de los últimos años envuelven su obra, que se vuelve mas densa y la manera en la que se trabaja la materia sobre la tela cobra protagonismo, conformado por las líneas del dibujo. Lo que da lugar a una formula particular de paisajismo, partiendo de su experiencia pictórica y en el que los caminos, surcos y montañas lo son a modo de símbolos.

Joan Hernández Pijuan es, en definitiva, un pintor paisajista, pero no en el sentido tradicional, porque la suya no es una pintura fotográfica ni representativa; son solo sensaciones, sintetizando el alma del paisaje, por medio de indicaciones de los objetos que lo compone: el surco, el camino o el árbol en el campo cultivado por el hombre…